Cada quien a venido a escribir su propia historia

Generalmente en nuestro afán de ayudar a los nuestros, creemos saber que es lo mejor para ellos, queremos guardarlos cuidarlos , desviarlos y hasta quitarlos de los caminos con piedras… Evitarles o ahorrarles, los malos momentos, las malas experiencias.

Olvidamos por completo que existe un plan divino trazado para cada persona. No nos detenemos a pensar que, tal vez por alguna razón aquello que pensamos que es lo mejor para otro, no es lo que está alineado con su plan mayor divino y que por ende, no está preparada para determinadas experiencias aún.

Nos olvidamos que no siempre se tiene lo que se quiere, pero si siempre lo que se necesita para nuestra transformación e evolución y que sea cual sea el camino del alma que cada uno siga en determinado momento será exactamente aquello, que con la sabiduría personal del momento es lo que necesita para crecer y avanzar al próximo peldaño.

La vida en sí es una escuela, en cuya cual cada quien tiene que aprobar sus propias materias y en este carrusel que llamado vida, giras, giras y giras; muchas veces  avanzas, otras retrocedes o te estancas.

El equivocarse, el caer, el tropezar, el llorar, el confundirse, al no saber … Qué camino seguir, no forma parte parte del fracaso sino por el contrario forma parte de la grandeza que reside en el interior de cada uno; para levantarse y encontrarse cara a cara, piel con piel, en la luz de un nuevo amanecer de la divinidad que nos invita al renacer y despertar de nuestra naturaleza interior.